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Tortugas marinas: reptiles bajo la lupa

Las tortugas marinas son reptiles adaptados a vivir en el océano. Casi toda su vida ocurre en este ambiente por lo que han desarrollado una serie de adaptaciones. Entre estas se encuentran las glándulas en el área de los ojos para la secreción de sal y el cuerpo hidrodinámico como lo es su caparazón liso y sus patas modificadas en forma de chapaletas que le permiten desplazarse en el agua con mayor facilidad. Sin embargo, al igual que todos los reptiles posee escamas y huevos con cascarón.

Para entender mejor la adaptación de este reptil quizá quieras compararlo con el pingüino, el cual pone sus huevos en tierra pero modificó sus alas para, en vez de volar, nadar y así buscar su alimento en el mar.

Existen 7 tortugas marinas en nuestro planeta. Sin embargo, en Puerto Rico podemos encontrar cinco. Estas son el carey (Eretmochelys imbricata), tinglar (Dermochelys coriacea), la tortuga verde o peje blanco (Chelonia mydas), la cabezona o caguama (Caretta caretta) y la golfina (Lepidochelys olivacea). Todas estas tortugas poseen tamaños diferentes, siendo el tinglar la más grande -alcanza unos 8 pies- y la tortuga golfina la más pequeña -mide 2 pies de largo.

A pesar de las diferencias en tamaño, todas enfrentan problemas serios de conservación; tan así que han sido catalogadas como especies vulnerables e incluso, algunas de ellas, son especies en peligro crítico de extinción.

Por consiguiente, a partir de la década del 1970, todas las tortugas marinas de las islas de Puerto Rico reciben protección legal mediante la Ley Federal de Especies en Peligro de Extinción y la Ley de Vida Silvestre del gobierno de Puerto Rico.

Programa de Monitoreo de Tortugas Marianas

Debido a la situación precaria de las poblaciones de tortugas marinas, en el 2013 comenzó un esfuerzo para monitorear las playas de la Reserva Natural Hacienda La Esperanza, en Manatí, por iniciativa de Juliann Rosado Pagán, quien en aquel entonces ocupaba la posición de intérprete ambiental.

La reserva, de 2,286 cuerdas de terreno, es parte del sistema de áreas naturales protegidas de Para la Naturaleza, organización no gubernamental y sin fines de lucro fundada en el 1970. La Esperanza, como a muchos le conocen, es un lugar ideal para el forrajeo y anidamiento de tortugas marianas por su extenso litoral costero (3.41 km) desprovisto de contaminación lumínica, recubierto por vegetación costera y arrecifes de coral. Todo este litoral costero, representado por seis diferentes playas, es monitoreado tanto por el personal de Para la Naturaleza, voluntarios del programa de ciencia ciudadana y voluntarios pertenecientes al grupo comunitario Yo Amo al Tinglar.

El monitoreo consiste en realizar una caminata en la mañana (7:00 am – 10:00 am) por toda la costa de la reserva. Durante el monitoreo se busca el rastro (huella y signos de anidamiento) de las tortugas. De encontrar evidencia de anidaje se procede a documentar la información relacionada del lugar, fecha y hora, especie, datos de nidificación, y eventualmente se presta seguimiento para documentar el éxito de eclosión e inmersión de las tortuguitas. De igual manera, los participantes pasan por un proceso de aprendizaje acerca de la conservación, amenazas y aspectos descriptivos de las diferentes especies de tortugas marinas.

Resultados del Programa

Durante los 6 años (2013 – 2019) del programa se han realizado un total de 709 monitoreos logrando registrar una cantidad de 54 anidamientos de Carey y uno de Tortuga Verde. Sabemos más sobre el carey, ya que tenemos más información recopilada. Esta especie anidó en la reserva entre los meses de julio a diciembre, alcanzando su máxima actividad entre septiembre y octubre.

A diferencia del tinglar, el carey busca un área en la costa cubierta de vegetación para anidar. Una vez ha depositado los huevos en la arena, pueden ser hasta 140 huevos, la misma hembra suele regresar al cabo de dos semanas para volver a desovar, alcanzando un máximo de 5 desoves durante la temporada reproductiva en la que estuvo activa. En nuestros hallazgos encontramos que el 85% de las tortugas salieron del cascarón, proceso que les tomó entre un mes y medio y tres meses y medio.

Estas tortugas que no logran salir a la superficie terrestre y que aún siguen vivas reciben un poco de ayuda para que puedan seguir su rumbo al océano.

Se estima que de 1,000 tortuguitas que logran salir del nido solo una logra alcanzar la adultez. Entre los factores que contribuyen a que esto ocurra se encuentran la depredación, la caza, la contaminación, los patógenos, el desarrollo costero y el cambio climático.

Haz tu parte

A pesar que se ha incrementado la protección y la densidad poblacional en algunas regiones, en general las poblaciones de tortugas marinas a nivel mundial se encuentran disminuyendo. Por tanto, exhortamos a que tomes acción a su favor. Hay  diferentes maneras. Entre ellas:

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